No siempre es igual para todos. Años atrás un profesor de pintura me contaba que sólo podía trabajar de noche, porque era ahí donde podía encontrar la tranquilidad y el sosiego para inspirarse. Amigos que han estudiado arquitectura encontraban inspiración y disciplina en sus maquetas si las hacían de noche (café y radio como compañía)
Para mí y desde siempre la mañana es “el momento” para pensar (reflexivamente), y la tarde para cosas más rutinarias y menos demandantes.
Ahora, ¿qué es lo que hacen Ustedes a la hora de empezar su jornada laboral? Déjenme adivinar: chequear el mail. Es más, no hace falta estar en el trabajo o en el escritorio para que esto pase: ya con los smartphones empezamos con la primera rutina diaria: tratar de vaciar la casilla del Inbox, tarea imposible de por sí.
Ahora, ¿Qué pasaría si no lo hacemos? ¿Si desafiamos esa tentación? El libro de “Never Check Email In The Morning” escrito por Julie Morgenstern, da cuenta de esto y nos previene: tal vez no es la mejor forma de empezar la jornada, o mejor, de ser lo más productivo posible. ¿Por qué? Porque el “sumergirse” en las cadenas de mails, puede quitarte ese espacio para el trabajo más sereno, para la reflexión, el pensamiento estratégico y la prioridad a lo importante.
Entonces, si sos mañanero como yo, dale respiro al email y focalízate en el trabajo primero. Los mails pueden esperar, seguramente.