La historia del carpintero continúa

Carpintero

¿Se acuerdan del post de hace unas semanas sobre el carpintero y el feedback? Pues bien, la historia continúa: el carpintero dejó el trabajo sin terminar.

No le faltaba mucho, pero si le faltaban las famosas terminaciones y algunas otras partes. El tema es, como parte de la devolución que le di, es que su trabajo estuvo mal calculado y se extendió en el tiempo. Es por eso que, a pesar que no se había terminado de pagar el trabajo (la verdad faltaba un pago mínimo), el carpintero no volvió a aparecer.

La primera reacción que a uno le puede surgir al leer esto, es ensañarse con el carpintero y solidarizarse conmigo, ¿verdad? ¡Cómo que no cumplió! ¡Cómo puede ser que no se cumpla con la palabra! ¡No sé puede confiar en nadie!

Todas palabras muy ciertas, y todo es verdad. Pero creo que hay que ponerlo en contexto.

Al hablar con él, sobre cuando y como terminar el trabajo pendiente, me dijo “Tengo que pagar el alquiler. Empecé un nuevo trabajo en otro lado”. Es decir, más allá la mala o buena voluntad de completar el trabajo en casa, su mirada y foco estaba puesto en el próximo trabajo y el ingreso que le generaría. No, en el trabajo casi terminado y sobretodo casi todo cobrado.

Esta situación la conecté con una charla que escuché del filósofo Darío Sztajnszrajber en la radio. El tema eran los valores, y Sztajnszrajber decía que los valores nunca son eternos y definitivos, que son variables. Y que cuanta más precaria la vida, más difícil de sostener valores “éticos y morales”. Ponía el ejemplo de una persona que tiene hambre y sin recursos, es difícil que pueda “sostener” un valor como la honestidad cuando lo básico está en juego.

Si bien no creo que sean ejemplos exactamente iguales, pero en el fondo la lección es la misma. Me di cuenta que en el caso del carpintero, sería demasiado simplista castigarlo y evaluarlo por su falta de valores o su mal accionar, sino lo ponemos en el contexto de su situación y forma de pensar. Si no tenes dinero y sí un alquiler por pagar, por ejemplo, es seguramente difícil dejar pasar un trabajo nuevo para priorizar uno viejo.

Sin compartir la forma de proceder, se puede entender que los valores son difíciles de sostener en situaciones extremas.  Y en lugar de enojarme con el carpintero, tal vez podría iniciar el difícil camino de la comprensión.

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Diego Regueiro

Director Ejecutivo
www.marketingyestrategia.com


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