Ernesto Sábato y el gato


Hace poco tenía dudas sobre mandar un mail o no. Intuía que del otro lado había una resistencia o posible enojo disfrazado que llevara a una mala respuesta, a una reacción y por ende a un problema en cernes. Tomé coraje, y lo mandé. Al toque me contestaron “si, ok, por supuesto”. Al otro día tenía todo resuelto. Nada malo pasó.
Me había hecho la película (peliculón). ¿Cuántas veces me y nos pasa, que creemos un montón de cosas (generalmente negativas), de por ejemplo gente que creemos tienen una animosidad o algo personal contra nosotros … y nada que ver?
Hace años leí uno de esos libros que te conmueven, te angustian. Se trata de “El túnel”, de Ernesto Sábato. Sin querer spoilear el contenido (vale la pena) el libro trata la historia de Juan Pablo Castel, quien se enamora de María Iribarne (ella casada), con quien empieza una relación. A pesar de que ella se muestra también enamorada y le declara su amor, el no puede dejar de pensar que no es así, desconfía de ella todo el tiempo, se imagina escenas y cosas que no pasaron y no pasarán, y llega a tal extremo que a pesar de la felicidad presente, se siente torturado y sufre tanto que decide que lo mejor es matarla.
Hay un viejo chiste de alguien que pinchó un neumático en una ruta desolada y se encuentra que no tiene el gato en el auto para usar la rueda de auxilio; ve una humilde casa a lo lejos y mientras camina va pensando como pedirle ayuda sin que le moleste. En ese rumiante diálogo consigo mismo, se imagina lo peor, y cuando la persona le abre la puerta, decide mandarle al cuarto infierno (sin esperar a que le digan nada).
Llevado esto al día a día de la gestión gerencial, es muy común que nos hagamos películas innecesarias. Si bien gestionar es tratar con incertidumbres y pensar escenarios futuros (aun los más negativos…) seguramente hay un límite entre previsión y la “persecuta”.
Como dice una frase que me llegó en Instagram. “Cuando esperamos lo peor, lo proyectamos en el futuro pero la pasamos mal en el presente; es así entonces que una parte de lo peor ya ocurrió”.