La peor trampa del marketing de hoy: la irrelevancia

En el mundo complejo y competitivo de hoy, la comunicación es importante. ¡Qué duda cabe!  Dentro del desafio que representa comunicar, hay que siempre recordar que del otro lado de mi intento de comunicación, hay una persona/target/consumidor/destinatario (etc.) al cual queremos llegar y que queremos que con lo que yo le diga, haga algo (me considere/me elija/me consuma, etc.)

En este ejercicio ambicioso, donde las empresas y marcas invierten muchísimos $$$, a veces nos olvidamos de lo más básico, y por ser básico no quiere decir que no sea importante: con buenas intenciones y buenos motivos no alcanza. Hace falta algo más: que el que lo reciba considere “que vale la pena”.

El valer la pena puede sonar ambiguo tal vez, pero si por ejemplo comunicamos algo que sea “divertido”, ya tenemos mucho del camino allanado.

Sino lo hacemos, podemos ser castigados con la indiferencia. Desastre que no se revierte con más dinero o inversión. Eso pasa generalmente cuando nos enamoramos de nuestro discurso o nos limitamos a mostrar atributos o beneficios, sin magia ni gracia. Terminamos produciendo comunicaciones que la gente normal percibe como “irrelevantes”. Se termina gastando mucho dinero. Pero comunicamos “nada a nadie“.

Si uno repasa los mejores casos de éxito, todos tienen seguramente algo en común: lo que veamos o escuchemos nos gusta, nos moviliza, nos emociona, nos divierte, nos “llega” . Copiemos lo bueno y enterremos lo malo, pongamos al cliente en el centro de su atención e interés, y tal vez así, podemos escapar de la mayor trampa del marketing moderno.

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Diego Regueiro

Director Ejecutivo
www.marketingyestrategia.com


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