Se dice que las emociones son un gran disparador de atención y una de las herramientas que cuenta el marketing para afianzar los vínculos. Es por ello que las grandes ideas en la comunicación giran alrededor de las emociones y como lograr “conmover” de alguna forma a los espectadores.
Uno de los caminos ha sido el de retratar a las familias y el sentido de la vida, destacando los momentos importantes, donde la familia y la relación entre padres e hijos juegan un valor sentimental importante.
Les comparto el reciente spot de McDonalds que va en esa misma línea.
Al verla, me surge la reflexión: ¿puede un producto como la hamburguesa provocar emoción? ¿es un recurso válido? ¿no es un camino muy trillado y demasiado banal? Si bien no existen fórmulas probadas o exitosas para todos los casos, el recurrir a lo esencial de la gente resulta en un recurso eficiente. Se puede cuestionar su originalidad, pero si es bien tratado, la sensibilidad de los espectadores en ciertos temas permite transitar por aguas bastante seguras, lo que no es poco en el mundo hipercomunicado de hoy.