La insensibilidad de un gerente.

Recientemente leí una nota en el Financial Times, donde se debatía sobre el carácter que debía tener un gerente exitoso. Me sorprendió leer que para ello, se ponderaba la falta de sensibilidad como un valor.

Mi primera impresión fue de rechazo. En un mundo donde se venden libros best sellers ponderando la “inteligencia emocional”, ¿como puede ser que la falta de sensibilidad sea un valor?. Se supone que la gente insensible tiene muy malas dotes de liderazgo, porque no pueden leer las emociones y sucumben con facilidad a la arrogancia o a un comportamiento intimidatorio.

Pero mi segunda lectura fue más fina. Ciertos puestos requieren el tomar decisiones cuyas consecuencias pueden seguramente afectar a personas. Desde despidos, degradaciones, suspensiones o indiferencias, los lugares de poder requieren tomar decisiones que no permiten remordimientos. De esta forma, la sensibildad puede jugar en contra, generar vacilaciones, remordimientos y culpas extremas, que en esos puestos no son comportamientos adecuados.

¿Entonces? Seguramente, una persona insensible, tendrá un mejor dormir no importa sus decisiones diarias. Pero la sensibilidad siempre es un valor. Más allá de las decisiones a tomar, el factor humano tiene que estar presente. Un gerente que toma decisiones que afectan a otros, debe pensarlo y repensarlo, o no simplificar las acciones con la liviandad de la indiferencia.

Un gerente NO es un robot. Un gerente es un ser humano, de carne y hueso, corazón y emociones. Por suerte.

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Diego Regueiro

Director Ejecutivo
www.marketingyestrategia.com


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