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Dance Marketing

Dance marketing se denomina a una de las formas de hacer Marketing callejero o también llamadas activaciones.

Se denomina así a una técnica publicitaria que busca sorprender con acciones animadas donde la música, la escenografía y el baile juegan un papel protagonista, en lugares o zonas comerciales, con el objetivo de generar una experiencia cercana al consumidor y que transmita ciertos valores asociados a las marcas o empresas implicadas.

Copio un ejemplo de McDonalds, que utiliza el Beatboxing, la habilidad de imitar sonidos con la boca. Lo que me gusta de estos ejemplos es como la gente se “engancha”, generando un estado de complicidad y anímico emocional positivo.

El abandono del hábito de pensar

Esta nota no es mía, es de Juan Cianciardo (decano de la facultad de Derecho de la Universidad Austral e investigador del Conicet) y fue publicada por el diario La Nación en junio del 2009.

Tal vez es un poco larga, pero es brillante y lúcida.  Me encantan algunos comentarios relacionados con la sociedad actual, donde se plantea como se prioriza la practicidad sobre la reflexión, la falta del hábito de “ponerse a pensar”, y como se están perdiendo las ganas de saber.  Como los medios de comunicación te dan todo servido, sin que haga falta reflexionar o investigar, con el riesgo enorme que eso significa si el mensaje original tiene un interés parcial detrás.

“Se necesita un profesor despistado, por Juan Cianciardo
Sin un diagnóstico sobre las causas de la crisis que el mundo (y el propio país) está atravesando, la posibilidad de dar con una terapéutica eficaz es un albur sujeto, como todos los azares, a designios misteriosos. La tarea de dar con una explicación corresponde, entre otros actores sociales, a la universidad y, más concretamente, a los teóricos.

Puede ayudar a ver que esto es así un pasaje escrito por Chesterton en un ensayo titulado Se busca un hombre poco práctico : “Ha prosperado en nuestro tiempo la más singular de las suposiciones: aquella según la cual, cuando las cosas van muy mal, necesitamos un hombre práctico. La verdad es que, al menos, necesitamos un teórico. Un hombre práctico significa un hombre acostumbrado a la simple práctica diaria, a la manera en que las cosas funcionan normalmente. Cuando las cosas no funcionan, has de tener al pensador, al hombre que posea cierta doctrina sobre por qué no funcionan (?). Si tu aeroplano tiene una ligera avería, un hombre mañoso puede arreglarlo. Pero si la avería es grave, es mucho más probable que nos veamos obligados a sacar a rastras de una facultad o laboratorio a un viejo profesor despistado, con el pelo blanco despeinado, para que analice el mal”. (sigue …)

Esto quizá tenga fuerza explicativa suficiente para entender por qué los discursos de los economistas prácticos y de los administradores de empresa no dejan de tener profundas contradicciones. Se trata de aproximaciones con un alcance real mucho más reducido del que pretenden, presas de un eficientismo y un efectismo con un sustrato de dudosa consistencia, en ocasiones asumida de modo irreflexivo.

Necesitamos, entonces, de teóricos que nos expliquen las causas de la crisis para, a partir de allí, buscar las soluciones. Pensadores de tendencias distintas han coincidido en que la crisis no es sólo económica. Alejandro Llano, filósofo español, sostuvo esto y agregó que tampoco estamos sólo ante una crisis moral. Nos encontramos, dijo, ante una crisis cultural. A un diagnóstico semejante ha llegado otro compatriota de Llano, Pedro Serna, para quien el origen de esa crisis cultural se encuentra en la ausencia de hombres que “se paren a pensar”.

El tiempo que nos toca transitar tiene enormes ventajas respecto de otros momentos de la historia y presenta, también, algunos problemas propios. Uno de los más acuciantes es el del deterioro profundo del afán por saber. Es una de las consecuencias (quizá la más evidente) de una educación que se ha concentrado más en la acumulación mecanicista de información que en la adquisición de hábitos intelectuales y morales, por un lado, y de un proceso progresivo de banalización de la dimensión lúdica de toda existencia humana, que ha acabado identificando el descanso con la evasión, por el otro. Ambos procesos fueron favorecidos por la revolución de las comunicaciones; en especial, aunque no únicamente, por el advenimiento de la televisión.

Las consecuencias de no “pararse a pensar” están a la vista de todos: el ciudadano medio recibe acríticamente lo que los tecnócratas del poder económico y político deciden sobre aspectos importantes de su vida, sin plantearse otro control sobre esas decisiones que la verificación “mediática” de que es ésa la opinión de “la gente”, opinión que es, a su vez, manipulada (de modos múltiples, también en el momento de auscultarla) por quienes son supuestamente controlados o guiados por ella.

Caer en la cuenta del deterioro al que me refiero es decisivo para la comprensión de una crisis económica que tiene, uniendo las ideas anteriores con las de Llano, un núcleo antropológico que “consiste en el olvido de que el origen de todo valor económico estriba en el trabajo”, con una precisión adicional clave: “El trabajo humano es, ante todo, conocimiento”.

La médula de la crisis estriba, por eso, volviendo a Serna, en el abandono del hábito de pensar. Agregaría a esto último, como factor igualmente determinante de la situación actual, un nuevo fenómeno contemporáneo: el abandono del otro. Dicho lo mismo, en un orden diferente: el abandono del hábito de pensar y el abandono del otro han hecho perder de vista lo que apunta Llano: que el origen de todo valor económico estriba en el trabajo. El resultado es una crisis cultural profunda, un empobrecimiento global. Es que lo más genuinamente humano, los aportes realmente originales que cada uno de nosotros puede añadir a la riqueza humana son sólo dos: contribuir con la generación y educación de un nuevo ser humano y producir conocimiento nuevo.

La sociedad occidental contemporánea ha dejado de lado una y otra cosa. Ni hijos ni ideas, casi siempre en aras del confort y de no comprometerse más que consigo mismo. La inevitable neurosis a la que conduce un planteamiento vital curvado sobre sí mismo es dilatada con dosis inútiles de Prozac, BlackBerry, fútbol codificado y PlayStation.

Si este doble diagnóstico tiene algo de cierto, una solución real y profunda de la crisis pasará, en alguno de sus tramos, inevitablemente, por la recuperación de la idea de compromiso, frecuentemente depreciada en nuestros días. Un compromiso que, bien visto, no es una represión sino una liberación (libera a quien lo asume de la tiranía del capricho vigente y lo enriquece al transformarlo en alguien consecuente y al vincularlo con los demás).

Un compromiso ético. Aunque no con la ética que consumimos habitualmente, caricatura de aquella que necesitamos: sólo por dar un ejemplo entre otros, empresas que han estafado a miles de personas fueron dirigidas hacia ese camino por bandidos que tenían asistencia perfecta y notas de honor en cursos corporativos de ética empresarial. La ética no es una materia universitaria ni un código o un comité: es un modo de vivir que brota de la persona (y por eso, de la cultura) y que protagoniza la persona.

 

La gerencia, sólo un paso en la carrera

Esta nota no es mía, sino que es de Ricardo Backer (ex Director de Korn Ferry) publicada en La Nación, y me pareció muy interesante para compartir.
¿Qué me llamó la atención? La lucidez en detallar una situación del mercado laboral, de esas que no nos dicen los libros o no nos enseñan en la Universidad. Un cambio de paradigma que viví y vivo de cerca, y donde me siento identificado. Con una salvedad: Ricardo menciona que este proceso se da en la mitad de los cincuenta: yo aventuraría que este proceso se da cada vez más, a una edad más temprana.
Disfruten.

La gerencia, sólo un paso en la carrera

Una de las consecuencias de los cambios que están ocurriendo es que hay una modificación en el paradigma de cómo se vive una carrera profesional gerencial. Antes, una carrera gerencial era la culminación de una vida profesional; hoy en día tiende a ser un paso intermedio con un final predecible, al cual seguirá una nueva etapa.

¿Por qué? Por un lado, por una reducción de las posiciones “interesantes” que hay en el país. Relativamente pronto en su carrera, un gerente va a tener que optar entre comenzar una carrera internacional o seguir aquí en posiciones quizás menos atractivas y peor remuneradas. Si sigue la carrera internacional, en un plazo entre cinco y 15 años es posible que decida volver y las posibilidades de reinsertarse en relación de dependencia son de un 50% a lo sumo, así que tendrá que pensar en alternativas (sigue…)

En las empresas multinacionales, en un mundo económicamente más chico, un país que ha perdido posiciones relativas en cuanto al atractivo de inversiones, y con un proceso de regionalización donde muchas posiciones de buen nivel se establecen en los países vecinos, hay menos lugares por ocupar, y cada vez son más exigentes los requisitos. Por lo tanto, hay una permanente presión en los niveles altos por darles posibilidades de desarrollo a talentos jóvenes, y eso crea inestabilidad para los más maduros.

Es muy posible que las empresas nacionales o regionales tomen un lugar relativo más importante en la economía, y allí habrá posibilidades adicionales, pero se las encontrará muchas veces algo más limitadas.En este escenario, sea por decisión propia o de las empresas, es muy baja la probabilidad de que un gerente continúe trabajando hasta la “edad de la jubilación”. Es más posible que en la segunda mitad de sus 50 sea reemplazado o decida retirarse.

También es probable que, ante la extensión de la expectativa de vida, cuando llegue ese momento no tenga reunido el capital necesario para vivir al nivel que aspira por el tiempo de sobrevida. O quizá sí, pero al mismo tiempo estará lleno de energía y experiencia que no querrá desperdiciar. Por lo que tendrá que buscar opciones fuera del mundo de relación de dependencia y pensar en estas alternativas.

Y aquí viene el cambio de paradigma. En estas alternativas, los profesionales ingresan en un mundo que no asegura un ingreso constante, sino que va pagando a medida que uno genera valor para alguien, una empresa o un cliente.

En primer lugar, la consultoría. Aquí muchos se sorprenden al descubrir que no consiste solamente en aplicar lo que uno aprendió, sino que es una profesión totalmente nueva, donde hay que aprender a conquistar clientes, hacer alianzas, convivir con socios o aliados, pergeñar propuestas, estar abiertos a realidades diferentes de las que uno conoció, y donde en última instancia uno se convierte en un empresario del conocimiento acumulado. Por otro lado, muchos ingresan a nichos sobre la base o no de su vida anterior, que pueden ser comerciales, de servicios o industriales. También, por la tendencia a no aumentar la estructura de costos, hay un campo para trabajar en empresas, no en relación de dependencia, sino en proyectos específicos, trabajando por resultados o como costo variable.

Así que opciones no faltan. Lo importante es que nada llegue como sorpresa, sino que encaje en un esquema previsto. Y que uno vaya tomando las decisiones apropiadas con la conciencia de que cada quien es artífice de su carrera y de ir construyendo las plataformas necesarias para que esa última etapa sea una llena de gratificaciones y descubrimientos positivos.

 

Publicidad de Macintosh – 1984

Este comercial es un clásico de la publicidad.

Fue presentado una sola vez, en el SuperBowl de 1984, y dirigido por el famosísimo director Scott Ridler.
Está inspirado en la legendaria novela 1984 de George Orwell y hay una clara alusión a IBM como dominadora del mercado de las PCs hasta ese momento, a quien Scott Riddler, el mismísimo director, personifica en la pantalla como El Gran Hermano, tirano de la novela.

Vale la pena verla.

Es de resaltar que hoy el genio detrás de esta empresa sigue siendo el mismo: Steve Jobs.   En contextos distintos, con productos totalmente diferentes, y luego de más de 25 años, sigue siendo una de las empresas más admirada por sus consumidores.
Es también de destacar, que el supuesto líder y tirano, IBM, hace tiempo que vendió y abandonó el negocio de las PC’s …

Mi mejor obra

No es un artículo, una nota o un ensayo.

Son mis hijos, Carmela y Manuel, que nacieron esta semana y me llenan de orgullo y que hacen que por hoy escriba sobre ellos. Si bien es difícil explicar con palabras esta mezcla de sensaciones, lo que sí puedo compartir es que son vivencias únicas y lo que dicen siempre, que te cambia la vida, es una afirmación cierta (a pesar de lo convencional o trillada).

Dejo sí una simple reflexión “marketinera”. En este proceso de ser padres, un proceso largo e intenso, se viven una multiplicidad de experiencias, todas muy emocionales y poco racionales. Aquellas marcas que están presentes, en forma humana y acorde, en ese proceso, corren con la ventaja de entablar un vínculo cuando más se las necesita. Es una oportunidad única, de esas que pocas veces se dan.

Consultorio Interactivo

Miren este video.
Se llama “Consultorio Interactivo de iluminación artificial“, y fue posteado por el maestro Deneh Omm, quien soluciona problemas de Amor, Salud y Trabajo.  

De lo más original que ví.
El actor está muy bien, y está muy bien lograda la secuencia de opciones y videos. También, las escenas mientras se esperan las respuestas.

Hasta el final … no se sabe que hay una marca “detrás”. 

Cuando vean que marca es, van a ver que tiene sentido.

Brand Engagement

Muchas veces, lo que piensa la dirección de una empresa sobre los valores y la marca no se transfiere a los empleados, y ellos no pueden o no quieren transmitirlo a sus clientes.

Lograr inspirar y capacitar a los empleados para que puedan transmitir una experiencia de marca adecuada se llama Brand Engagement.  Conseguir este compromiso e involucración a nivel cognitivo, afectivo y de comportamiento es bien desafiante.

¿Cómo se logra?

Es una mezcla de

–          Alta participación doble vía

–          Enseñar con el propio ejemplo

–          Reglas claras

–          Sentido común

–          Adecuado ambiente de trabajo

–          Mucha comunicación

Es que … ¿de qué sirve crear una marca óptima, si nuestros propios empleados no la sienten como propia?

 

El poder de la mujer en el consumo

Según la firma BCG (Boston Consulting Firm) y en base a la encuesta realizada en 22 países a 22,000 mujeres, el sexo femenino controla el 65% del consumo mundial (alrededor de $12,000,000,000,000 dólares), y se espera que controle el 72% para el año 2028.

¿Qué consecuencias despierta y cuál es su impacto?

El poder de la mujer como factor de influencia no es nuevo, pero estas cifras indican que en lugar de compartir su poder, el mismo se acrecienta y se consolida. 
Los datos son categóricos y para el marketing indican una gran verdad: las mujeres no son un segmento a quien dirigirse, sino que son EL MERCADO. Ya no pueden pensarse como una opción más, porque lo son en su totalidad.

Todo indica que el marketing le debe hablar a las mujeres y comprenderlas, mucho pero mucho más. No como la curiosidad con que se mira a una minoría, sino con la urgencia de ser una población masiva. Las mujeres tienen y ejercen un papel y rol que trasciende el color rosa de un packaging o el tipo de foto que se ponga en una publicidad gráfica.  Las mujeres SON los consumidores.

De esta forma, el destacar las diferencias con el segmento opuesto como estrategia de marketing, ya no es suficiente. El nuevo desafío es entender a la mujer entre las mujeres y buscar e indagar con mayor profundidad, lo que sienten y piensan.

En definitiva, lo que Freud no pudo, el marketing lo debe lograr.

El pequeño gran marketing

Una breve reseña de un día de “experiencias de servicio”.

A la mañana temprano, fui a un local para ver un artículo que quería comprar. El horario de apertura (indicado en la puerta) era a las 9.30 AM. Esperé hasta las 10 AM sin éxito, y decidí entonces retirarme.

Próxima parada: la Municipalidad de Buenos Aires, para hacer un trámite relacionado con patentes. Después de hacer una cola no muy larga, me informan que el sistema “estaba caído” y no sabían cuando iba a volver a funcionar.

Ultima parada: visita a uno de los grandes hipermercados. Al momento de pagar, y optando por el envío a domicilio, me informan que hay atrasos, porque hay “un sólo chico para tomar los pedidos”, cuando las cajas habilitadas eran 6.

En una mañana, tuve ejemplos similares de 3 tipos distintos de organizaciones: Pyme, Gobierno y Gran Empresa Multinacional dando malos servicios. Una paleta diversa, con algo en común: la poca consideración hacia el cliente y el NO cumplimiento de las promesas.

En estos casos, uno tiene la sensación de que es MUCHO lo que falta para poder dar experiencias acordes a las expectativas.  Mientras esperaba, me preguntaba: “¿Sabrán los directivos o dueños, que es lo que pasa en el día a día?”. “¿Estarán al tanto de estos incumplimientos?”. Seguramente, no.

En conclusión, marketing muchas veces no significa grandes presupuestos, ideas creativas millonarias, o si estar o no en Facebook.
Marketing es simplemente cumplir, y hacer lo que correspone. Cosas simples, como abrir a horario, o que los sistemas funcionen o que las cajas tomen los pedidos. Cumplir con lo básico, parecería que es un pequeño inicio de un gran marketing.

La intimidad de los clientes

La mayoría de las marcas buscan entablar con sus consumidores relaciones duraderas e íntimas. Para poder lograrlo, es clave contar con información crítica y personal de ellos, para poder conocerlos en detalle y de esta forma acercarles propuestas que valgan la pena.

Las herramientas enmarcadas dentro de la Web 2.0 son vistas cada vez con más atención, porque en ellas los consumidores son invitados a hablar y conectarse, y así lo hacen: los consumidores se expresan y dicen y conversan.

Sin embargo, estos diálogos, para que valgan la pena y tengan valor para las marcas, tienen que ser profundos. Si sólo se basan en comentarios superficiales,  no son suficientes.

Las marcas necesitan que los consumidores compartan algo más que quejas o comentarios aislados. Necesitan que compartan sus sentimientos, se abran, que expresen sus deseos, sus sueños, sus necesidades más íntimas. 

Es esta, la información íntima, la que sirve, la que sea base para que las relaciones se establezcan y duren.

Google Caffeine

Google está trabajando desde hace un tiempo en una nueva arquitectura, de nombre en clave Caffeine, para su buscador tradicional, con vistas a frenar el crecimiento de Bing . Los cambios se notarían en el funcionamiento, no en el diseño.

La nueva arquitectura promete más rapidez a la hora de mostrar e indexar resultados, y las noticias y lo social pasarán a tener más peso.

¿Veremos un buscador semántico 3.0?

El caso Hulu.com


Hulu.com es una página cuyos dueños son las cadenas NBC Universal y News Corp (dueña de Fox), y permite el acceso GRATIS a series y episodios de más de 800 programas de TV y alrededor de 500 películas, que pueden ser vistas con muy buena calidad de imagen en el propio sitio.

La página incluye también contenido de otros 200 proveedores, incluido Disney con su canal ABC (dueño de la serie Lost, entre otras). Uno puede buscar su serie favorita, y con un diseño agradable y ordenado, puede ver on line sin atarse a días ni horarios.

Es un éxito: tiene más de 40 millones de usuarios y es la segunda página en cantidad de videos disponibles, luego de YouTube.

¿La mala noticia? Sólo es disponible en USA.

Lo interesante de este ejemplo, es como un proveedor de contenido, en lugar de “pelearse” contra las tendencias, se suma a ellas. En lugar de iniciarle un juicio a YouTube, prefiere competirle. Si bien existe un alto componente de canibalización, existen otros beneficios, relacionados con contar de primera mano información de los consumidores, no sólo sociodemográficas (dado que cada usuario debe inscribirse obligatoriamente) sino de su comportamiento on-line.

Una estrategia “distinta” de los supuestos perdedores en esta industria.

¿Prohibir Facebook en los trabajos?

En muchos trabajos, las propias empresas prohiben a sus empleados utilizar Facebook durante la jornada laboral. Directamente, la página es bloqueada y no se puede acceder.

Es que existen estudios (uno de ellos publicado por una consultora llamada IT Consulting) que indican que permitir el acceso a estas redes, representa pérdidas millonarias para las empresas.

Vean este chiste que encontré casualmente en Internet …


Bloquear el acceso a Redes Sociales puede ser una medida contradictoria. Muchas de las empresas que buscan contactarse con sus clientes y consumidores usando las páginas de redes sociales como Facebook, ¿no son las mismas que se lo prohiben a sus propios empleados? ¿Por qué esa mirada abierta para con unos, y cerrada con otros?

En mi caso pude comprobar como una empresa tenía bloquedo el acceso a YouTube, pero cuando el CEO decidió postear un video propio, por arte de magia se tuvo que liberar para todos. 

¿Entonces?

Estoy convencido que la tecnología avanza muchas veces más rápido que las decisiones corporativas. Creo que las redes sociales tienen la fuerza de la comunicación plena entre pares, y que la misma es más fuerte que cualquier barrera burocrática. Que si se bloquea Internet, también se tendrián que bloquear los celulares, porque los mensajes de texto son furor y no falta mucho para que el acceso a las redes sociales como Facebook a través de celulares sea más que común. Y si eso pasa, ya entrariamos en una limitación de la expresión personal, que no concuerda con los valores y principios de muchas empresas, y que está menos que acorde a los tiempos nuevos.

No creo que empresas como Google o a Microsoft, dueñas de las redes sociales más visitadas, bloqueen el acceso a sus empleados, y no por ello dejen de triunfar o dejar de ser ejemplos a seguir. Creo que como toda medida controversial, está en cada caso deciidir: pero sería mejor, en lugar de prohibir, poder construir y ver como apalancar en beneficio propio las nuevas tendencias sociales o humanas.

El precio de las cosas

Un amigo me cuenta la siguiente anécdota. En un evento, le regalaron una remera de una marca bastante conocida (una remera de algodón simple, blanca, con un dibujo). Como le quedaba pequeña, la fue a cambiar al local de la firma. Me cuenta: “¿Sabés cuanto costaba la remera?”. Trato de adivinar: “$100”. “No”. “: “$200”. “No, estás lejos”. “: “$300”. “No”. “: “$500!!!”. “No, más”. “: “$600?”. “$680, para ser más exactos”.

Uno se pregunta, ¿cómo puede costar casi $700? ¿Habrá alguien dispuesto a pagar tanto por una remera? La respuesta es sí.

Existe un mercado donde el valor de las cosas se rigen por parámetros que parecen irracionales. Es un mercado donde las cosas son caras, carísimas. Su valor está dado por eso mismo, por el hecho de ser caro, por NO ser para todos. En su alto precio está el valor, en el hecho de poder comprarlo, en el de sentirse distintos por hacerlo.

Una expresión más, de la irracionalidad de los consumidores, y como los sentimientos y las emociones confluyen y definen los comportamientos.

El Tigre del marketing

Es de público conocimiento, todo el escándalo Tiger Woods, y su repercusión en los medios. En USA, el efecto es increíble y no hay medio de comunicación que no trate el tema. Está en boca de todos.

 

A nivel marketing, el caso presenta un tema interesante sobre el rol de las “celebrities” en las marcas.  El caso de Tiger es emblemático, por su trascendencia: es el mejor jugador de la historia del golf y  cara visible de marcas como Accenture, Nike, Pepsi, Tag Heuer y Gillette. Para Tiger, la publicidad es su mayor fuente de ingresos: más de US$ 100 millones por año, mayores a los ingresos deportivos.

 

¿Qué podemos aprender de este caso?

 

Lo primero es entender que las celebrities, cuando se prestan al negocio mediático y de su propio branding “explotado”, dejan de tener vida privada. Es el costo a incurrir. La gente quiere saber TODO, los siente cercanos, amigos, de la familia, propios. En esta situación, en esa relación con la gente, el límite con lo privado se desvanece.  (sigue …)

Lo segundo, es que al ser la cara visible de una marca, se crea una unión comunicacional entre celebrity y la empresa. La gente los asocia como un ente único. La marca toma entonces un nuevo significado, unido a la celebrity que la sponsorea, o recomienda. Esta unión es lo que buscan las marcas: lograr notoriedad y significado más allá del producto o servicio en sí. Si no, miremos el caso de Accenture: ¿cuál es la relación real entre Tiger y Accenture? ¿O resulta que Tiger contrató sus servicios, le gusto la performance y por eso lo recomienda?  Para nada: las marcas buscan apalancarse en la notoriedad y buena imagen de la celebrity, para sumar branding a su propio negocio.

Lo tercero, es que una celebrity, cuando se presta como cara visible de una marca, sin dudar crece su responsabilidad social y pública. Todo lo que haga, ya no es privado. Es público, porque la gente lo pide así. Es responsable, porque hay marcas asociadas cuya imagen también dependen de lo que haga la celebrity. Si hace algo bueno, bienvenido. Pero, si hace algo malo, existe un daño potencial a esta marca asociada. Por eso las marcas (principales interesados) pagan, y exigen que sus celebrities sean “impolutos  y casi perfectos”.

Pero, ¿cuáles son las garantías o responsabilidades que se le pueden pedir? Las celebrities, más allá de sus bondades y fama, son humanos.  Los humanos, somos personas que cometen errores, pecados y son aunque queramos que no,  imperfectos.  ¿O se imaginan a Tiger diciéndole a su amante: “no te quiero ver más, los valores y principios de Nike me lo impiden”?

En conclusión, no hay que olvidar, que las celebrities son personas, también. Se puede investigar, conocer, ver las bondades de un candidato a seleccionar, etc…pero sepamos que unir una marca a una celebrity, involucra un riesgo, grande. Que puede salir bien, pero puede salir mal, y que si bien, sus beneficios pueden ser altos, las consecuencias negativas están latentes. En esta apuesta, no hay garantías posibles. Todos somos humanos, tenemos una vida privada y cometemos errores, pero las celebrities, con su vida a merced de lo público, son más susceptibles de que sus miserias se conozcan. No hay tigres en el marketing, ni siquiera Tiger Woods puede ufanarse de serlo.

Publicidad que te mira

Miren este ejemplo en una parada de colectivos en Berlin.
Combina una camara más un software que traquea el movimiento de la cara de las personas (face-tracking software).

Es una campaña de Amnesty International.  La imagen muestra una pareja feliz. Pero si se la deja de ver, la imagen cambia y aparece que el hombre le quiere pegar a la mujer.

Impresionante, no? Se dice que ahora se está estudiando que este soft pueda reconocer el sexo de la persona que mira …

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¿Qué estoy leyendo?

Cada tanto me preguntan, sobre qué libro puede recomendar.
Les cuento que estoy leyendo ahora: “Negocios Exitosos Argentinos”, de Alfredo Sainz.

El libro aborda 10 casos de empresas dirigidas a la base de la pirámide social, entre ellos Coto, Marolio, La Salada, Helados Pirulo y FIE Gran Poder.Es muy interesante, y lo recomiendo, porque son casos distintos, dado que se orientan a un segmento de la pirámide muchas veces descuidado por las grandes marcas.
Sobre todo que logran, con estrategias únicas, muy buenos resultados tanto en rentabilidad como en volumen. Muy bueno.

Marketing y las Moscas

Miren que curiosa acción de marketing, realizada en Alemania en una feria.
Más allá del buen gusto o no, sin dudar requiere atención su creatividad, y también … ¿cómo hicieron?

 

¿De quién son los clientes?

Esta nota fue escrita para ser publicada en el newsletter www.sellingpoint.com, dedicado a los productores de seguros del país. Se las comparto.

Es una vieja discusión en el negocio de los seguros de vida. ¿De quién son los clientes? ¿Son de los productores o son de las compañías de seguros? Ambas partes argumentan ser “dueños” de los clientes. Cada una esgrime sus posiciones, con opiniones encontradas.

Los productores dicen que los clientes son de ellos, dado que son los que generan el contacto y la venta, tienen el trato personal primario y quienes conocen mejor a las personas, sus características y necesidades. Son el punto de contacto inicial, la confianza generada se debe a ellos, y desde ahí es que se inicia la relación.

Las compañías de seguros también dicen que los clientes son de ellas. Es que son las compañías las que deben lidiar con el riesgo. Cuando hay que cumplir con la promesa vendida, el famoso momento de la verdad, son las compañías quienes deben estar y no fallar. En el día a día, las compañías han puesto a disposición una multiplicidad de canales de contacto (líneas 0 800 con operadores del call center, sucursales de atención, ahora Internet) para satisfacer cualquier consulta o duda, o canalizar cualquier transacción. No sólo eso, muchas compañías de seguros ya entablan diálogos a través de newsletters, comunicaciones, y aprovechan las oportunidades que pueden para vender nuevos productos y servicios.

¿Entonces? ¿Quién es efectivamente el dueño? (sigue …)

La realidad actual indica que ninguno: los clientes NO tienen dueño. Pensar que un cliente es una cosa que se puede poseer, es subestimar al cliente y su rol.

Hoy, más que nunca, los clientes no quieren someterse a nadie. Los clientes ejercen, y cada vez más, su sentido de independencia y conveniencia. Su lealtad y fidelidad depende fundamentalmente de la ecuación costo-valor que se les presente en cada caso.

¿Todos los clientes son así de racionales? No todos, los hay también emocionales, pero la tendencia es clara: los clientes disfrutan de su libertad, y en esta situación no se sienten que tengan dueños, ni actúan como si los tuvieran. Los clientes lo que hacen es elegir su mejor opción, por los motivos que sean, y son ellos los que deciden con quien quedarse y operar. Con un nivel de exigencia creciente.

De esta manera, la discusión sobre quien es el dueño de los clientes pasa a ser irrelevante. No importa quien se ufane de serlo, lo importante es lograr que el cliente te elija. Más que discursivo, la primacía sobre los clientes se da en función de la acción. Los clientes eligen a aquél que los comprenda, que esté, que los entienda, que les agregue valor más allá de la prestación original, que los hagan sentir importantes y atendidos. Los clientes van a elegir a aquél que se lo merezca.

En lugar de buscar un título de propiedad que en realidad no existe, los actores de la industria de seguros se deberían preguntar qué méritos están haciendo para que el cliente los elija. Estos méritos se ganan, y se ganan con acción, estando, siendo, participando, siendo creativos, siendo coherentes y constantes.

 

 

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