La historia del vendedor de corbatas
Hace mucho tiempo conocí a un vendedor de corbatas (que sea de corbatas, ya indica que fue hace mucho tiempo atrás, no?). No me acuerdo su nombre, pero sí recuerdo su actitud.
En un principio, su trabajo era de ir a los distintos lugares de trabajo en el centro, y con mucha picardía, habilidad, osadía y determinación, lograba entrar en los distintos edificios para presentar sus productos; se hacía amigo de la gente, lo reconocían fácilmente, era entrador (sin ser cargoso) y la mercadería era buena. Estuvo muchos años haciendo este trabajo de ir e ir e ir…hasta que muy de a poco, en forma creciente … empezó a ir porque “sus” clientes lo llamaban, no porque él los fuera a buscar. Ya no hacía falta: los clientes lo llamaban, lo tenían presente y lo convocaban, y hasta lo referían, siendo ya una persona con agenda propia, solicitado y demandado.
La historia de este vendedor es la parábola perfecta de lo que es el desarrollo profesional: existe una primera etapa de sembrar, hacer camino, recorrer los rumbos de la estrategia “push”, forjar un nombre, un conocimiento, un reconocimiento, un prestigio y una referencia positiva. En ese transcurrir, y sin querer queriendo, en un momento se da vuelta la ecuación, y como fruto de esee esfuerzo te empiezan a llamar y a convocar: le pasa al mecánico, al plomero, al abogado y al psicólogo: se entra entonces en la etapa del pull, de la demanda, de la madurez profesional, del esperar sin angustia.
Pero, es importante entender que, para lograr la placidez del ser demandado, es requisito hacer lo que hizo nuestro vendedor de corbatas: el esfuerzo del principio es parte de la fórmula posterior. Muchas veces, y uno ve en los jóvenes, existe la ansiedad de querer llegar a la segunda base sin haber pasado nunca por la primera. Puede ser, pero es difícil salir a recolectar sin haber hecho el recorrido previo y necesario de la siembra primaria.
En definitiva, para que te compren hay que salir a vender primero, con lo trabajoso, extenuante y frustrante que significa forjar un nombre, que te conozcan y te convoquen: por suerte, en la mayoría de los casos, el esfuerzo con el tiempo es realmente bien premiado.