En estas semanas se me cruzaron 2 videos, que en algún punto tienen su conexión.
Mi actual Smartphone tiene una cámara de fotos/videos con calidad muy pobre, pero suficiente para retratar buenos momentos y como siempre está a mano, la oportunidad le gana a la calidad. En un mundo tan competitivo, existe en la cámara de fotos/video, un nuevo atributo valor en los celulares. Los reyes son Apple y Samsung, pero Nokia intenta no perder pisada. Por eso sacaron un nuevo celular, el Lumia 1020, cuya cámara incluye una calidad de 41 megapixeles (sí, leyó bien).
Veamos el video que lo promociona, donde se muestran en forma evidente los productos de la competencia. Como dato de color, fue filmado por Roman Coppolla, hijo del famoso Francis Ford Coppolla.
Interesante, ¿no? La empresa rescata algo que está en las bases del marketing: tomar un atributo diferenciador, para dar pelea como eje diferenciador. El video (que a través del humor buscar reafirmar el concepto del producto) retrata también una situación más o menos similar: esa “necesidad” de querer retratar todo en foto/video, de lo que nos pasa. Me hizo acordar años atrás, cuando en el Louvre, los turistas se mataban literalmente por sacarle una foto al famoso cuadro de La Gioconda, el cuál es chiquito de por sí, oscuro y detrás de un vidrio como está ahora, más todavía. ¿Para qué esa foto?
Pero este video me conectó con el siguiente, que se está haciendo muy popular en las redes, y que logró un grado de viralidad importante: “I forgo my phone”.
La conexión es más que clara. Si bien el video es más ambicioso en su mensaje, en un punto del mismo muestra como la tecnología es genial para retratar el presente (la escena del cumple es genial), pero no nos olvidemos que la vista y el disfrute en el momento es mejor que los 41 megapixeles o más que me pueda prometer cualquier celular.