En un mundo difícil como hoy, donde la competencia manda, los cambios son constantes y uno no puede quedarse quieto … nunca, lo que se pide a gritos desde las altas esferas es que la gente que comanda empresas, gerencias, negocios, unidades, productos, muestre proactividad, muestre resultados, muestre accionar. Todo en un ritmo alto, demandante, 24 hs casi, sin respirar, sin parar, casi a mil. ¡Vértigo puro!
¿Alcanza?
Hace unas semanas, luego de un partido de la selección argentina de básquet el gran Manú Ginobili hacía esta gran reflexión.
¿De qué sirve vértigo sin LUCIDEZ?
El ejemplo deportivo es genial. Los partidos no se ganan con ganas, voluntad…solamente. Es necesario que también se ponga “cabeza”, foco, visión, entendimiento. En definitiva, no solo ir a mil, sino elegir bien por dónde ir, por donde NO ir, por dónde empezar, donde estar y no estar, como cuando y donde. Sumar claridad a la embestida, sumar guía y un GPS a esta maratón que a veces parece una carrera de 200 metros llanos.
En definitiva, el juego de las empresas no dejan de ser partidos de 90 minutos, donde no sirve gastar las energías en los primeros minutos, y que tal vez como en muchos deportes, los partidos los ganan no sólo los que corren más, sino los que juegan mejor.