No hace mucho y hablando con un alto directivo de una empresa, me confesó en un suspiro: “es el día de hoy que aún no me queda muy claro la diferencia entre táctica y estrategia”. ¿Es posible? ¿Puede ser cierto que aún hoy existan dudas sobre su diferencia? Definitivamente, porque son conceptos relacionados y no siempre bien explicados (o ejemplificados).
Convivimos día a día con la táctica. Táctica es la acción, el detalle. Es una fortaleza indudable, cuando se dice que una organización tiene “poder de delivery”. Le da riqueza, contenido al “que hacer”, le da certeza y posibilidad de ejecución. Una empresa con poder táctico tiene asegurado mínima presencia notoria en un mercado, como resultado de su propia dinámica hacedora. La táctica es oportunista, tiene un horizonte cierto (cortoplacista) y tiene intrínseco el resultado (consecuencia de la acción) como parámetro de su desempeño y medida. La táctica es intuitiva, define rápidamente una alternativa a seguir y sobre ella se basa (autoconvencidos y convenciendo a otros). La táctica se guía más que nada por impulsos, donde la duda o la espera tienen poco margen.
¡Viva la táctica! ¿Qué se le puede criticar entonces a una empresa que desarrolla su accionar táctico eficientemente? NADA, sólo si no se la confunde con estrategia.
¿Por qué? Porque la táctica necesita de la estrategia. Se complementan. La estrategia no es intuitiva u oportunista, sino analítica y racional. Toma decisiones, pero contemplando siempre distintas opciones (alternativas) y basando elecciones en función de criterios definidos (para justificar esa escala de opciones).
La estrategia necesita tiempos y no urgencias, y el tiempo para el análisis abre el abanico de pros y contras, permitiendo ver el más allá, y detectar cosas que la táctica no contempla. La estrategia llega a diagnósticos más severos que la táctica, donde el marco de referencia no se desarrolla sólo superficialmente como en la táctica, sino necesariamente con mayor profundidad. La estrategia incorpora el criterio del peligro y del riesgo (y su evaluación), y por ende los valores de prudencia y orden. El entendimiento de los problemas y las causas se anteponen a la solución, para luego seguirle la decisión más apropiada.
Mientras que la estrategia sigue la secuencia “reflexión- acción”, la táctica sigue la secuencia “acción-justificación”.
¿Es entonces lo MISMO estrategia y táctica? Por supuesto que no. Ambas son necesarias y ambas son importantes (más allá que la estrategia puede sonar más “cool”). Son aspectos distintos que deben ser contemplados y que se enriquecen de su complementariedad y no de su antagonismo. Estrategia sin táctica, no actúa. Táctica sin estrategia, suma mayores riesgos a su acción.
Ah! Sólo como perlita, para aquellos que quieren recordar el post ¿Táctica o Estrategia? basado en la definición que hizo el genial autor uruguayo Mario Benedetti y publicada en esta página en el 2010. https://marketingyestrategia.com/noticia/137/tactica-o-estrategia