¿Qué ocurre cuando un producto no es visto para “su género” por el consumidor? ¿O qué pasa cuando un producto muy masculino o femenino quiere incorporar al género opuesto?
Hace algunos años participé de un estudio donde mediamos la opinión de los consumidores sobre un producto tradicional que quería lanzar su versión “diet”. Nos sorprendió fuertemente el gran rechazo que generaba en la gente, un producto que a priori era esencialmente benéfico y más sano. El gran rechazo se extendía desde el “no es para mí”, o “¿vos me verdes gorda?” hasta ese producto “es para gays”.
Una empresa que ha vivido esto de convivir con creencias es Coca Cola con su producto dietético. Son varios los intentos realizados para que el consumidor masculino acepté la Diet Coke , algunos brillantes. Vean estas piezas geniales.
A veces las mejores de las ideas no alcanzan, y termina siendo una batalla perdida. Por eso es que surgió la Coca Cola Zero, tal vez el producto más exitoso de los últimos años y que ha tenido un reciente relanzamiento con la campaña “Just add cero” donde como se ve apunta al consumidor masculino, dejando la versión Light para el género femenino. Vean el video.
Pepsi con su Pepsi Max fue también en esa línea.
Otra empresa que ha vivido esta ambivalencia es la marca Porsche. Un ícono del producto auto deportivo /masculino por excelencia, donde un estudio del año 2007 indicaba que el 91% de los poseedores de la marca eran hombres. Sin embargo la empresa y su imagen se han visto alteradas por el éxito de su versión SUV (Cayenne), un éxito de ventas, pero conducido por mujeres en gran parte, lo que ha traído una contaminación de marca con efectos aún no muy claros.
En definitiva, dime el producto que consumes y te diré quién eres.