Somos Luz y somos Sombra

En estas vacaciones de invierno fui a ver la obra de teatro “El hombre que perdió su sombra” con mis hijos, una estupenda puesta en escena a partir del libro “La maravillosa historia de Peter Schlemihl” de Adelbert Von Chamisso en el teatro Cervantes de Buenos Aires.

¿De qué trata? Es la historia de un misterioso hombre de gris que vende su sombra a cambio de dinero, con consecuencias nefastas, y que puede revertir al darse cuenta del error. El final, a toda orquesta, es con una canción cuyo estribillo indica que “todos somos luz y todos somos sombra”.

En estos días de cuadernos por acá y por allá, la obra me trajo a la reflexión.  Que haya corrupción, tantos involucrados, arrepentidos o no, es que seguro que hubo muchas  tentaciones, llámese mucho dinero, constante y sonante, dinero atractivo, dinero al fin. Pero ante la tentación, existen seres permeables a las tentaciones, no necesariamente gente totalmente malvada, psicópatas o algo similar; tal vez, se puede tratar de gente más común de lo que uno se imagina, con un factor común: debilidad ante la tentación.

Es fácil levantar el dedo acusador, pero también es bueno saber que, como en la canción, “todos somos luz y somos sombra”: la debilidad está en todos nosotros, no hay malos ni buenos como en bandos opuestos, todos podemos ser buenos o malos, la diferencia es cómo podemos trabajar esa tentación. Es decir, elegir el camino del fuerte, y no el atajo del débil.

Es que en definitiva, la tentación existe y no es patrimonio de los buenos o malos, solo es como uno aprende a tolerar y no dejarse llevar por la misma. Situación que en el mundo de los negocios, como está visto, es más común de lo que se podría pensar.

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Diego Regueiro

Director Ejecutivo
www.marketingyestrategia.com


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