El reconocimiento facial es una tecnología que permite distinguir e identificar caras, en función de la captura de una imagen digital y su comparación con una base de datos (de caras obviamente) preexistente. Esta tecnología permite así identificar rostros y personas.
Marketing ha “captado” esta tecnología, para utilizarlo en acciones concretas con sus clientes. Y a veces en forma muy creativa.
Vean este ejemplo. Para el lanzamiento de una nueva línea de productos (gelatina) para adultos, la marca Jell-o Temptations desarrolló un dispositivo de muestras gratis SOLO para gente adulta. Y gracias a la tecnología, la misma puede distinguir si el consumidor potencial es un adulto o no, y si es demasiado joven, denegarle el postre.
Este dispositivo se incluyó estratégicamente en el Shedd Aquarium de Chicago con el fin primario de llamar la atención de los … niños. Es así, son ellos los más proclives a probar e interactuar con la tecnología, y el hecho de denegarles el premio, una excusa magnífica para que llamen a sus padres y prueben ellos.
Un ejemplo de una nueva segmentación (discriminación) de la mano de la tecnología.