En general, las marcas de preservativos les gusta asumir riesgos en la publicidad. Dado que lo que vende esta “inevitablemente” ligado al sexo, tienen el permiso para poder transmitir mensajes jugados e intencionalmente transgresores.
Ahora, sabiendo de esta licencia, puede haber algunos límites que no deberían traspasarse. Les copio una publicidad de la empresa One Pound Johnny, un servicio de entrega a domicilio de preservativos, dentro de su campaña “Sex Without The Mess” (Sexo sin desastre).
¿Ha pecado la marca de ir demasiado lejos? ¿O su osadía está justificada por la naturaleza del producto que vende?