De un día para otro, descubrí que mucha gente alrededor usa unas pequeños pulseras de plástico con un holograma.
Al preguntar, me cuentan que son las “famosas” Power Balance, importadas, con un valor de hasta $150 (más de US$ 40) cada pulsera.
¿Cómo? ¿40 dólares por una pulsera de plástico?
¿Qué prometen las Power Balance?
Las pulseran son un optimizador del flujo de energía en el cuerpo, incrementando el balance, la resistencia y la flexibilidad. Con solo usarlas, la gente obtiene mejoras en sus rendimientos.
De más, esta decir, que son un éxito local e internacional. Solo en Mercado Libre en Argentina, existen más de 200 re-vendedores, y si entran en cada uno, verán que tienen una demanda muy intensa. No sólo eso, si entran en www.powerbalance.com, verán que tienen ventas en todos los continentes, es una empresa multinacional, con celebridades como Shaq O’Neal, Rubens Barrichello, que las usan y aseguran ser efectivas.
Se dice que se vendieron más de 1 millón sólo en Europa.
Ahora bien …recientemente la Autoridad Garante de la Competencia y el Mercado (AGCM) de Italia ha sancionado con 350.000 euros a dos empresas distribuidoras de este producto, después de que se negara cualquier evidencia científica de los efectos beneficiosos que prometía la pulsera para el equilibrio, la fuerza, la flexibilidad y la resistencia física. Las conclusiones fueron expuestas por el Instituto Nacional de Salud.
Algo similar ocurrió en España, con una multa menor.
¿Cómo se explica, desde el marketing, el efecto “Power Balance”?
La inmensa necesidad de la gente de creer. Este tipo de productos toca el nervio sensible de la gente, su deseo de lograr resultados mágicos sin mayores esfuerzos (sólo el económico). Un producto bonito, una promesa fantastica, un precio alto y el testimonio de celebrities, son una mezcla explosiva para un éxito de marketing y ventas. Una propuesta así armada (aunque intensamente falsa) puede llevar a la gente a comportamientos totalmente irracionales.
Es que al entender a los consumidores, en marketing uno descubre que la racionalidad es un condimento menor. La emocionalidad, las ganas de creer y un producto que vende una fantasía “comprable” permiten esos milagros increíbles.
Creer o reventar, estos productos que bordean la estafa, nos pueden dar una cátedra de lo que el marketing (el mal marketing) puede lograr.