¿Se puede hacer marketing de la infidelidad?
Parece que sí.
Una agencia de nombre Victoria Milan, en España, se animó a hacerlo. En realidad, es un portal dedicado a fomentar las citas entre casados o personas que tienen una relación. Es decir, para infieles, para favorecer y facilitar la trampa. Pero bien targeteado: para MUJERES infieles.
La novedad no termina ahí. En lugar de optar por una estrategia pasiva, sigilosa y bajo perfil, hace todo lo contrario. Además de gritar a los 4 vientos que es la “primer y mayor” agencia de citas para gente casada o en pareja, su estrategia de marketing es bien activa, con acciones de marketing expuestas, directas y masivas.
Vean este video publicitando sus servicios.
También han realizado publicidades en la vía pública en todo Madrid.
Los resultados de tanta exposición han sido bien variados. Por un lado, su tráfico se ha multiplicado y ha crecido la cantidad de inscriptas. Por otro lado, las críticas también han crecido, donde los ciudadanos más enojados lo han hecho saber en distintos espacios sociales en Internet.
La pregunta es: ¿dónde esta el límite? ¿hasta donde el marketing debe fomentar acciones y propuesta? ¿dónde esta la fina línea entre lo ético, moral y el negocio puro? ¿TODO ES MARKETINEABLE?
Más allá del dilema moral (que obviamente esta empresa no la tiene), es un caso de osadía, distinto y hasta ahora exitoso (en volumen y repercusión). Para reflexionar.