Tarea: realizar un informe/preparar una propuesta/repensar una propuesta de valor/diseñar una nueva campaña de comunicación… y presentarla al jefe/gerente/CEO de la empresa. Se dispara el trabajo y se prepara la presentación ante el mismo.
Situación: se presenta al gerente, él pregunta, pide aclaraciones, piensa, da su opinión, pide profundizar tal o cual tema, o desarrollar aquel otro, y volver a presentar con los ajustes pedidos, en la próxima reunión.
¿Es una situación común? SI. ¿Es vista como razonable? SI. ¿Es la mejor forma de trabajar? Claramente, no. El gerente a la antigua sí, pero el gerente de hoy, No.
Hoy se requiere otro tipo de vínculo e interacción. Que el gerente no se presente tal comensal a la mesa o jurado para poner puntaje y dar una devolución. El gerente debe ser más cocinero que cliente.
¿Eso qué significa, como impacta y como modifica lo antes descripto? El gerente debe ser parte del proceso de creación, no dar las primeras indicaciones, y volver luego. Debe participar más activamente, con una rienda más corta sobre lo que ocurre, con el único objetivo de sumar al valor final. ¿Demanda más hora de trabajo, de interacción, de meterse en el barro? Por supuesto, pero el resultado es mucho mejor, y al final la inversión en tiempo vuelve con creces, con mejores resultados, oportunos y rápidos.
La co-creación efectiva es en sí un gran desafío de cambio cultural, para las empresas, pero por sobre todo para los jefes. Los expone a interactuar realmente a la par de la gente de menor jerarquía, aprender escuchando del otro, someterse al error propio sin vergüenza, y saber admitir que “tal vez” la opinión de otros es mejor que la propia. Es dejar de lado la verticalidad impuesta, la autoridad delegada, para dar rienda a la creatividad compartida, sin dueños. Pero por sobretodo, maduramente dejar el ego de lado y convivir con el hecho de que el trabajo es en equipo, y lo que importa es la interacción, y no la bajada de línea o lo sirenesco de la propia voz.
¿Difícil? Seguramente. Requiere habituarse generosamente a los nuevos tiempos. Cambios mandatarios que hace falta admitir, para luego implementar