¿De dónde viene esta conclusión?
Estaba leyendo una nota que le hicieron a Marc Pritchard, chief brand officer de Procter & Gamble. Algunos de los conceptos que rescaté:
“Debemos hallar nuevos modos de trabajo. Tenemos que controlar los datos para obtener con ellos un mayor alcance y también una mayor precisión. Y tenemos que cambiar la publicidad, y zafarnos de la comunicación push para poner el acento en los elementos pull”
“La compra programática tiene en sus manos la solución a uno de los problemas más graves que acechan hoy por hoy a la publicidad digital: la altísima frecuencia publicitaria (la misma que importuna profundamente al consumidor y que le fuerza a refugiarse en los brazos de los ad blockers)
“Mi crítica a la compra programática no tiene que ver con la tecnología en sí mismo sino con la forma con la que ésta es implementada y que lamentablemente es rayana con el fraude”,
Es que en definitiva, la clave sigue sigue siendo la misma: la captura “inteligente” de la atención de nuestro público target. No alcanza por cruzarlo y encontrarlo en el lugar correcto (donde los medios y la tecnología nos dan una gran mano), sino que al hacerlo, cuidar ese contacto: no fastidiarlo, bombardearlo o saturarlo con mensajes prepotentes, sino que en ese contacto seducirlo, entretenerlo y si se puede, influirlo.
Si creemos que los medios resuelven la complejidad de hoy, estamos equivocados. O pensar que digital es el medio más aceptado por la audiencia, también (de hecho, está lejos de serlo). Captar la atención, desplegar una interrupción agradable y soportable, sigue siendo la clave de la eficacia publicitaria.