El título no hace referencia a ningún programa de fomento, subsidio o financiación del segmento de las pequeñas empresas: hace referencia a una forma de ser, de hacer negocios, de actuar.
A diferencia de las empresas corporativas, grandes, con sus metodologías, procesos, mecanismos y políticas, las empresas pymes se caracterizan por su liviandad, su informalidad, su pragmatismo y su volatilidad.
En ese transcurrir, muchas, pero muchas de las decisiones pymes se toman como resultado de “impulsos”, más que de sesudas, o consensuadas, o racionales discusiones. El “impulso pyme” domina: se hace porque me parece, porque lo siento, porque todo me lleva a…o simplemente porque se me ocurrió y punto.
Esa verticalidad en las decisiones, es parte clave del éxito, pero también puede ser del fracaso. La suerte llama a las puertas y lo puede hacer varias veces: pero jugar con fuego puede ser peligro y te podes quemar.
En definitiva, el impulso es siempre bienvenido, los negocios siempre surgen de oportunidades y de apuestas, pero también requiere parar la pelota y cierta reflexión para no arriesgar en demasía o todo. El capital en las pymes se caracteriza por ser finito, con lo cual no está mal resguardarlo de los ataques impulsivos.