La semana pasada fui violado en mi intimidad: hackearon mi cuenta de correo electrónico y enviaron un mensaje no deseado a los contactos de mi cuenta de correo. Lo más triste o que más da bronca da, es que no fue por un descuido o falta de previsión: tengo todos mis antivirus al día! Lo hicieron no a mi PC sino directamente al proveedor de las cuentas de e-mails.
No es la primera vez que me pasa: el fastidio se repite. Sé que le ha pasado a bastante gente, lo que tampoco le resta desconsuelo. Mil disculpas para aquellos que hayan recibido un mail con estas características. Y gracias a los que me han avisado.
Este hecho justifica una reflexión (gracias Fernando Flischfisch). ¿Por qué se realizan este tipo de “violaciones”? Tal vez en el texto del mensaje haya una explicación: el mismoo dirigía a una página en internet, ¡qué existe! Una empresa americana que vende cuerdas para guitarra (por obvias razones, no les cuento cuál es).
¿Justifica este medio la generación de tráfico o la captación de atención? Tal vez, un porcentaje de los que reciban el mail, se tienten a clickear, y de ellos vez alguno se destine a comprar … ¿qué porcentaje? Ínfimo, mínimo, seguramente muy marginal. Pero tal vez, en las matemáticas del mundo, un número tan aleatorio o menor puede resultar también atractivo. ¿Tráfico válido? NO. ¿Forma razonable de hacer negocios? NO. ¿Marketing honesto? Otra vez NO. Podemos seguir con los no, pero hay gente (o empresas) que opinan lo contrario, que invierten en el desarrollo de hackeos y que pagan por él para llevar agua a sus fuentes. Inentendible, pero cierto.
Esto genera una segunda reflexión: ¿todas nuestras herramientas o formas de comercializar pasarían el mismo testeo? Es decir, ¿qué tanto operamos los límites del marketing honesto?.Sin llegar al extremo del hackeo, pero pensemos, ¿todo nuestro accionar pasaría la prueba de la blancura? ¿O también somos también cómplices de lo que también criticamos?
En conclusión, sin entender el porqué alguien puede querer violar (hackear) mi intimidad, vuelvo a pedir disculpas, y los invito a construir un marketing honesto.