Mis hijos de 3 años conocieron a la Coca Cola, sin que la hayan visto en mi casa porque no la consumimos. Pero de un día para otro, nos empezaron a pedir “Coca”. Y en una larga negociación, convinimos que pueden tomarla pero “sólo en los cumples”.
Esta situación, se repite más o menos en muchas familias de hoy. Los padres prefieren que sus hijos no tomen las bebidas cola como producto diario, optando por otras bebidas percibidas como más sanas, como lo pueden ser los jugos o las aguas saborizadas o el agua misma. En esta decisión, existe una crítica evidente al producto: se lo ve como no beneficioso para las criaturas.
Esta realidad es algo contradictoria, porque por otro lado, estamos hablando de la “marca” más famosa del mundo. Si se quiere hablar de un caso legendario de éxito, hablamos de Coca Cola. ¿Quién no la conoce? ¿No es acaso una de las marcas con más alto top of mind? Pero es, a su vez, una marca querida. Sólo un ejemplo: en Facebook tiene 70 millones de fans. (entre las marcas con mayor cantidad de seguidores). Se da un interesante caso de disociación entre la percepción del producto y la marca. Muchos tienen una opinión muy positiva de la marca, pero no todos piensan lo mismo del producto en sí.
La empresa Coca Cola ha tomado cuenta de esto, y se ha convertido en una empresa de “bebidas”, incorporando nuevos productos no gaseosas y no colas a su portfolio. De esta manera ha logrado “equilibrar” sus ingresos de su producto tradicional, que en países desarrollados ha comenzado a declinar. Ahora bien, ¿qué hacer ante esta situación, con el producto madre, original? Se puede NO hacer nada, pero eso sería no saber reconocer el problema. Les comparto distintos intentos.
– Tratar de que el producto vuelva a ser el producto de la comida familiar
– No hablando de producto, sino hablando de lo que puede despertar el producto (emociones, etc).
O nuevos intentos, más radicales y riesgosos, dado que en este camino se reconocen sus debilidades. Pero también muestran un “sinceramiento”.
– Reconociendo abiertamente que el producto tiene un impacto negativo
– Cambiando el producto con una nueva versión: Cola Cola Life
¿Cuál de estos caminos les parece el más apropiado? ¿Hay forma de “rescatar” el producto de esa mala percepción creciente? En mi opinión, el llevar al producto a un mundo de mayor realidad, y enfrentando la opinión del consumidor con acciones concretas es un ejemplo de una marca que sabe ser flexible y sobretodo consciente de lo que opina su consumidor. Que no es poco.