Hace ya tiempo que el perfil de los gerentes a cargo de las empresas ha variado y mucho. No fue un proceso drástico, sino un proceso gradual, pero no por eso menos cierto o irrelevante.
El “set” de habilidades que se requiere hoy son diferentes a los que se requería unos 10/20 años atrás. Pero no me refiero sólo a los soft skills (que tienen su peso específico por supuesto) sino más que nada en skills más orientados al lado hard de las empresas: donde el conocimiento sobre tecnología y sistemas es un factor hoy fundamental.
De un día para otro, vale más, es más valorado hoy un gerente que haya pasado, haya hecho experiencia o provenga de empresas (start ups) de tecnología. Son gente que trae en su haber la capacidad de implementación rápida, el entendimiento de cómo funcionan los negocios nuevos, pero por sobretodo una base de conocimiento tecnológico que permite que ellos hablen en idiomas técnicos y con conocimiento muy específico y así poder ver cómo se pueden generar negocios a partir de la tecnología aplicada. Perfiles de gente que pueden si quiere programar códigos, sin vergüenza y con gran naturalidad.
A esta realidad se enfrenta un ejército de gerentes capacitados a la antigua, que en el momento supuesto de su esplendor en su carrera, deben enfrentar la fría realidad de su propia incompetencia. ¿Qué hacer?
Hace unos meses hablaba con un gerente atrapado en el perfil antes descrito. En confianza, le pregunté: ¿qué estás haciendo para revertir esto? Me contesto inflando el pecho: “voy y asisto a la mayor cantidad de charlas que puedo”. Le contesté, tensando la cuerda casi hasta un límite: “está muy bien, pero no es suficiente; yo te pregunto que estás haciendo para estudiar y aprender de verdad, para capacitarte y estar en serio a la altura del desafío”. Su pesado silencio fue respuesta suficiente.
Los americanos lo llaman “upskilling” a este proceso casi obligatorio de los gerentes de hoy; es necesario un gran reperfilamiento, un volver a las bases, un retomar los estudios a un estilo casi de estudiantes veinteañeros, para poder tener chances de mantenerse competitivos en el mundo cambiante de hoy.
No es tarde, pero requiere de humildad para conocer nuestras limitantes, determinación para asumir el esfuerzo y avidez para querer sumar nuevos conocimientos, en temas a veces difíciles, complejos o poco atractivos. Reversionando aquella vieja canción de los Twist: “Gerentes, a estudiar”.