La ligazón emocional que existe entre los clubes de deportes y sus seguidores es digna de estudio. Un hincha fanático es capaz de tatuarse el nombre del club en su cuerpo. Viste sus colores, colecciona su merchandising, aporta dinero para sus causas, hace promesas o peregrinaciones para lograr triunfos deportivos, dedica horas de su tiempo para asegurar distintos objetivos, etc. Un hincha lo transmite a sus hijos, y un buen regalo es el carnet de socio para recién nacidos.
Pero, ¿se puede asimilar cualquier marca a la identificación que logran los clubes de deportes con sus seguidores e hinchas?
Cuando se habla de marcas exitosas, también se habla de hinchas. Algunas marcas han logrado que sus seguidores sean evangelizadores de sus marcas, muy leales, que se sientan identificados con los principios y valores de esas empresas y que cualquier nuevo producto o acción es seguida con entusiasmo y respuesta comercial. El ejemplo de hoy es APPLE. Existe una gran correlación entre el fanatismo de un hincha de fútbol y de un consumidor de algunas marcas más amadas.
En definitiva, si hay un espejo a mirar, es esta conexión. Las marcas deberían conectarse emocionalmente con sus consumidores cual hinchas con sus clubes, y aprender de estos ejemplos