Se dice mucho del poder del boca a boca, de la referencia viral como una de las virtudes (o desafíos) que conlleva Internet, y el impacto que puede tener en el momento de decidir de un cliente.
Que mejor que un ejemplo para demostrarlo (ejemplo personal). Recibo la siguiente oferta en una de las empresas de compras grupales que hoy por hoy pululan: $135 en vez de $710 por lavado de auto + encerado + limpieza de tapizado + secado en XX Wash.
Al leerlo, recordé que hacía tiempo que quería hacer un lavado profundo de mi auto. Pero por distintas circunstancias, lo había delegado. Pero la oferta era muy tentadora: 80% de descuento! Imposible resistirse.
Muy decidido a comprar, leo casualmente el primer comentario de un usuario: “No vayan a este lugar. Dejé el auto a las 8 de la mañana y lo retiraba a las 17hs. Al llegar, el auto estaba en pésimas condiciones (mal lavado con la misma mancha en los tapizados) y encima un rayón en el capot. Un desastre. AL reclamar la respuesta fue “por lo que pagaste, demasiado hicieron”. Impresentabe”
Como se imaginarán, no lo compré. ¡Estaba decidido a hacerlo! El comentario me hizo entrar en desconfianza y desistir de hacerlo. Mi auto esperará otra oportunidad.
Sin duda, el valor de la referencia conlleva también la obligación de hacer las cosas bien, y hacerse cargo. Aún en las ofertas.