Hace un tiempo no lejano, invite a un colega a que tengamos una charla, tomar un café. Quería compartirle personalmente una idea. Al principio me dijo que sí, pero luego me pidió que se la adelantara por mail, a lo que me negué. El prefirió no reunirse. Yo preferí no insistir.
La curiosidad dicen que mata, pero en los negocios creo que nunca.
Nunca digo que no, por lo menos en las primeras instancias. Nunca descarto una charla con un colega o potencial cliente. Nunca se sabe que puede resultar de la misma.
Es cierto que a veces puede ser una pérdida de tiempo. En los inicios de mi carrera, una vez me llamaron para una entrevista para una posición donde ya al entrar me di cuenta que no iba a prosperar. Es más, el entrevistador terminó preguntándome él a mi si me podía alcanzar su CV, si en la empresa donde trabajaba estaban tomando gente. Fue raro, pero diría que igual valió la pena. Recuerdo también otra que fui con muy pocas ganas y expectativas, dado que entendí que la posición era muy senior para mí… y termine contratado.
Es muy soberbio y hasta prejuicioso filtrar demasiado. Nuestro tiempo vale y es cierto. Pero nunca sabes que puede resultar, adonde puede terminar derivando la oportunidad.
Por eso, y antes de decir que no, pensémoslo dos veces. Puede ser una pérdida de tiempo, o puede ser la oportunidad de nuestras vidas. El tema es que si lo es o no, se sabe después, a veces mucho después. Démosle rienda suelta a nuestra curiosidad, si total no mata. En serio.